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Fotografí­as de Kena Lorenzini, 1984-1992: Bajo el lente de lo político


La conmemoración de los treinta años del golpe militar en 2003 marcó un antes y un después en la relación de Kena Lorenzini con su propio trabajo. La autora, que durante la dictadura formó parte de la Asociación de Fotógrafos Independientes (AFI), se dio cuenta de que muchas de sus imágenes debían dejar de estar en su poder y pasar a ser «patrimonio de Chile» (Lorenzini 2016).

Luego de cuatro años de sistematizar y seleccionar el material, en 2007, donó 690 negativos de fotografías de 35 mm en blanco y negro al Museo Histórico Nacional. La serie, que fue registrada en Santiago entre 1984 y 1992, constituye un testimonio de los últimos años de la dictadura y un relato vivo de los caminos que marcaron el retorno a la democracia.

Las imágenes de la colección se concentran en dos caras de la vida política chilena de entonces: los opositores al régimen en que manifestaban su descontento y denunciaban los crímenes, y el poder de facto, que desplegaba una puesta escena mediante ceremonias y actos oficiales.

Entre los sujetos retratados en el primer grupo, destacan las mujeres que lucharon contra la dictadura. Sus intervenciones y protestas fueron captadas por el lente de Kena Lorenzini, que quiso resaltar el papel que jugaron en la resistencia. Asimismo, los pobladores organizados aparecen protagonizando tomas de terreno, levantando campamentos y resistiendo activamente los allanamientos y el abuso policial.

Las autoridades y sus actividades públicas también ofrecen un panorama visual del régimen. Muchas de sus ceremonias tuvieron lugar en el emblemático edificio de Av. Libertador Bernardo O´Higgins 227, levantado durante el gobierno de Salvador Allende para ser sede de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD III) y utilizado por la dictadura como sede de Gobierno con el nombre de Edificio Diego Portales.

Las estrategias formales y técnicas del oficio fotográfico también adquieren protagonismo en el trabajo de Kena Lorenzini. Elementos como el encuadre, la composición y la dirección de la cámara determinan una forma particular de retratar una época en que la política se desarrollaba en las calles gracias a la lucha y la organización ciudadana.

En este contexto, hay otro aspecto que rescatan las fotografías de la colección: el trabajo que realizaron los fotógrafos que se opusieron a la dictadura. El compromiso de estos profesionales, que muchas veces pusieron en riesgo sus vidas, generó un poder comunicacional que consiguió producir una fisura en el cerco hegemónico de los medios oficiales.

La donación de 2007 unió ese momento con la época actual: la fotógrafa inserta en la escena que retrata, y la obra transformada en herramienta de acción y reflexión para conocer la historia y construir el presente.

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