El Museo Histórico Nacional ha sido una de las instituciones más visitadas en las últimas versiones del Día del Patrimonio Cultural, y este año les ofreció una alternativa atractiva y significativa para celebrarlo con nosotros, con la finalidad de provocar en el público asistente un aprendizaje en relación al acervo y el rol social del museo. A través del guión del Museo se revelan formas de vida en el territorio nacional desde los primeros habitantes hasta 1973. Formas de vida que permiten a los visitantes reconocer la historia del país y su identidad, tal como establece la misión del Museo Histórico Nacional. Teniendo en cuenta el rol del Museo de facilitar el acceso al conocimiento de la comunidad, el Día del Patrimonio Cultural, como celebración colectiva, se presentó como una oportunidad excepcional para hablar sobre ciertos temas de la historia del país y trabajarlos pensando en la posibilidad de generar conversacionesentre las comunidades y el Museo respecto a lo que se propone como "lo nacional". Fue una oportunidad para que el público accediera al conocimiento, pero también para que se sintiera partícipe en su interpretación y propuesta. Por lo tanto, para el Día del Patrimonio presentamos atractivas actividades que tuvieron conexión con las temáticas y objetos desplegados a través de las vitrinas del museo, pero que sobre todo, invitaron al visitante a participar e involucrarse con lo expuesto. Buscando, con esto, que pasara de ser sólo un receptor de la información a ser un interlocutor. Al interior del Museo los visitantes no se encontraron a solas con los objetos, sino que hubo "mediadores" distribuidos en ambos pisos. Instalados en "estaciones", personas relataron anécdotas relacionadas con un objeto particular en alrededor de dos minutos de duración, ofreciendo la posibilidad de que los visitantes conocieran el valor de los objetos como reveladores de historias y formas de vida. De esta forma, y bajo el título "Una historia por contar, los objetos y sus secretos",el público pudo iniciar una conversación con el o la mediadora. Hubo dos turnos, uno de mañana y otro de tarde, de 11:00 a 13:00 h, y de 15:00 a 17:30 h. También hubo actividades en el Patio Colonial, lugar clave en el Día del Patrimonio, que se convierte en un espacio de reunión de la comunidad y un puente entre la Plaza de Armas y las colecciones del Museo. Durante la mañana, entre las 11:00 y las 13:00 h, se desarrollaron juegos tradicionales chilenos que invitaron a los visitantes infantiles a explorar nuestra identidad campesina a través de una experiencia de participación en el juego. Durante la tarde, de 15:30 a 17:30 h, ofrecimos música y bailes chilenos y peruanos a cargo de los grupos folklóricos Los Chenitas de San Bernardo e Inti Quilla del Perú, los cuales crearon un diálogo de expresiones culturales, que pese a pertenecer a países distintos, permitendo reconocer influencias compartidas que revelan un pasado y un presente común. Esta última actividad cobró una especial importancia, considerando que en las salas del Museo Histórico Nacional se puede ver el pasado Pre-hispánico y Colonial compartido entre ambos territorios, junto a las múltiples conexiones que ocurrieron durante la Independencia y la vida Republicana. Advirtiendo el gran número de peruanos inmigrantes en Santiago, y teniendo en cuenta que su punto de encuentro se establece en la Plaza de Armas, presentar su bagaje cultural mediante su música y baile fue un primer punto de acercamiento entre el Museo Histórico Nacional y los inmigrantes latinoamericanos que aportan y provocan a la discusión acerca de qué es "lo nacional" hoy. Los visitantes, acostumbrados a ver "lo chileno" representado en el Día del Patrimonio Cultural, se sorprendieron al ver una actividad que presenta un diálogo chileno y peruano, puntapié a una serie de preguntas acerca de nuestra identidad. En un Día del Patrimonio que se titula "Patrimonio y Territorio", el Museo propuso una reflexión acerca la diversidad cultural en nuestro país hoy.
