La espuela chilena proviene de la jineta usada por los conquistadores españoles. Se empleaba para domar e incitar al caballo, la que inicialmente estaba hecha de hierro, con una factura simple y sin adornos.
Estos primeros artefactos experimentaron cambios paulatinos hasta adquirir sus actuales características:
o Rodaja, pieza circular con puntas, tiene un gran tamaño y numerosas púas.
o Pihuelo, horquilla que sujeta la rodaja, y el asta, arco que rodea al talón, llevan diversos y abundantes motivos tallados.
Primero se introdujo la espuela de origen hispano con labrados en su pihuelo en ataujía. Esta técnica, también llamada damasquinado, consiste en insertar un metal dentro de otro.
En el siglo XVIII los artesanos alemanes traídos por los jesuitas imprimieron un sello barroco a estos utensilios. Este estilo destacó por sus complejos y abundantes decorados y, según algunas investigaciones, la incorporación de motivos calados en forma de C también (Lago, 1953: 181- 182).
El investigador Tomás Lago presume que a fines de ese siglo e inicios del XIX, el aumento de la actividad comercial acrecentó los viajes entre localidades, lo que aumentó el volumen de las cargas crecieran y con ello el tamaño de las sillas de montar.
Que los jinetes alcanzaran los flancos del caballo habría dado origen a las espuelas de mayor tamaño. Esto explicaría que las creadas en Chile fueran considerablemente más grandes que sus antecesoras españolas (1953: 179- 181).
Durante el siglo XIX, los materiales y técnicas desarrollados fueron asimilados por artesanos locales:
o Conservaron las rodajas grandes y con numerosas púas.
o Simplificaron los calados haciéndolos rectilíneos.
o Crearon formas propias con puntos, medios puntos, cruces y rosetas.
Estos elementos dieron vida a la espuela chilena.
La Colección de Artes Populares y Artesanía muestra la variedad de estilos, técnicas y formas que estos utensilios han tenido a lo largo del tiempo.