La resistencia a la dictadura se mezcló con la lucha organizada contra la pobreza en diversos puntos de Santiago. Las tomas de terreno y los enfrentamientos contra las fuerzas policiales marcaron la vida cotidiana de las poblaciones alejadas del centro de la ciudad.
Las fotografías de Kena Lorenzini muestran las distintas etapas de una toma de terreno: la demarcación del perímetro, el levantamiento del campamento y el choque con carabineros. Asimismo, se pueden observar las carpas instaladas provisoriamente, las barricadas y las acciones de protesta protagonizadas por hombres, mujeres y niños.
El escenario, carente de los elementos característicos de la urbanización, alberga un relato diferente al de las luchas del centro de la ciudad. Aquí, la resistencia contra el régimen se desarrolla en el mismo espacio en el cual se instala la vida familiar y comunitaria.
Rostros cubiertos y armas fabricadas con botellas y piedras conviven con los juegos de niños y niñas, la dignidad de la lucha por la vivienda y la formación de una identidad comunitaria. Un ejemplo de esto puede verse en la fotografía donde un grupo de niños levanta la bandera que identifica al Campamento Juan Pablo II.