Reseña
Publicación asociada la exposición temporal "Enapinos. Los campamentos petroleros del Fin del Mundo" escriben Director Museo Histórico Nacional, Pía Acevedo, Carlos Rojas y Marcelo Tokman, ENAP.
Fragmento
Hasta hace 150 años, aproximadamente, la ocupación territorial de los extremos geográficos del Chile republicano estaba circunscrita a los pueblos originarios, muchos de los cuales ni siquiera reconocían su pertenencia a los cánones del chilenismo predominante en la zona central, compartiendo culturas y territorios ancestrales con los actuales países limítrofes. La consolidación geopolítica de estos territorios extremos vendría a fortalecerse, primero en el norte pampino y minero, una vez finalizada la Guerra del Pacífico, y luego en el sur petrolero, a partir del desarrollo ganadero primero y el descubrimiento del petróleo después, ya promediando el siglo XX. En ambos casos, a excepción de los puertos consolidados, los asentamientos humanos se explicaron por razones más subterráneas que superficiales. La localización de los yacimientos minerales actuó como el gran ente ordenador del espacio para la configuración de enclaves humanos que permitieran el desarrollo de los procesos productivos de la plata, el salitre, el cobre y el petróleo. Estos asentamientos humanos, originados primigeniamente a partir de los resultados favorables de las etapas de prospección y exploración, fueron tomando forma en la construcción y Los asentamientos humanos de ENAP: una visión territorial después en la operación de los mismos, hasta su posterior cierre.