Celebramos 108 Años de historia
Nuestra historia se remonta en el contexto de las celebraciones del Centenario de la Independencia, el presidente Ramón Barros Luco emitió el 2 de mayo de 1911 un decreto que determinó la creación del Museo Histórico Nacional. No obstante, el origen de la institución se remonta a los comienzos de la República.
Durante la primera década del siglo XX y pronto a conmemorase el centenario de Chile, el intelectual, Luis Montt Montt, entonces director de la Biblioteca Nacional, propuso organizar una nueva exhibición histórica, con motivo de las celebraciones que se avecindaban, y aunque éste murió repentinamente a fines de 1909, el interés por esta nueva exposición motivó a otros intelectuales que continuaron con este propósito. Así, para las celebraciones del Centenario la exposición se inauguró en la antigua mansión de la familia Urmeneta (ubicada en calle Monjitas, entre San Antonio y Mac Iver), con un número de objetos mucho mayor al exhibido en la exposición del coloniaje y contando con un gran éxito de público. Todo ello motivó a los organizadores a solicitar al gobierno la firma del decreto que crearía al Museo Histórico Nacional, el 2 de mayo de 1911, siendo Presidente de la República Ramón Barros Luco y gracias a las gestiones del senador Joaquín Figueroa Larraín, quien pasó a ser presidente del consejo directivo del Museo y considerado su fundador.
A poco andar, se sumaron al museo la colección de armas de los arsenales de guerra del ejército, los objetos del Museo del Cerro Santa Lucía y de la Galería Histórica del Museo Nacional; más adelante se agregaron las colecciones del Museo Etnográfico. Pese a sus abundantes y valiosas colecciones, el Museo Histórico Nacional nunca pudo exhibirlas de manera conjunta, fundamentalmente por razones de espacio físico. En un primer momento ocupó algunas dependencias del Palacio de Bellas Artes y más tarde otras que eran parte de la Biblioteca Nacional. Durante este período, las colecciones del museo se fueron disgregando hacia otras instituciones, reduciendo a su vez el protagonismo que esta institución había logrado a costa de grandes esfuerzos. La necesidad por parte del Museo de contar con un edificio que fuese sede permanente para la exhibición y resguardo de las colecciones, hizo que hacia 1977 los responsables de la institución pusieran sus ojos en el antiguo edificio de la Real Audiencia, en la Plaza de Armas. Para ello fue necesario reconstruir el palacio, tarea que se desarrolló entre 1978 y 1982. De esta forma, en septiembre de 1982, fue inaugurado el Palacio de la Real Audiencia como la nueva sede del Museo Histórico Nacional, lugar que no solo da cuenta la Historia de Chile, sino que además aspira a ser el rostro de nuestro pasado y de nosotros mismos en el futuro.