A tono con el 18, Museo Histórico Nacional inaugura muestra que nos transporta al pasado
La exposición “Carruajes, horas de camino” del Museo Histórico Nacional (MHN) dependiente del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural es la historia de los coches que llenaron de tiempo las rutas, pues no fue sino hasta la masificación de los vehículos a motor tras el fin de la Primera Guerra Mundial en 1918, que la distancia dejó de vivirse en leguas y horas de camino, para medirse en kilómetros.
Inclinar la cabeza y mirar por la ventana es una experiencia común en la historia de viajar sobre ruedas en nuestro país. Tanto hoy como en el pasado, viajar es ver pasar el paisaje chileno desde la aridez del desierto a las lluvias australes; desde las alturas cordilleranas a las arenas costeras. Hoy nos mueve el motor de los automóviles, motocicletas, trenes y aviones. Pero ¿cómo fue recorrer Chile en carretas y carruajes movidos por la fuerza de los animales? ¿Qué aventuras vivieron nuestros antepasados en estos carros de madera? La exposición "Carruajes, horas de camino" es la historia de los coches que llenaron de tiempo las rutas, pues no fue sino hasta la masificación de los vehículos a motor tras el fin de la Primera Guerra Mundial en 1918, que la distancia dejó de vivirse en leguas y horas de camino, para medirse en kilómetros.
El Museo Histórico Nacional, dependiente del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, invita a imaginar cómo fue la experiencia de viajar en el pasado a través de objetos, mapas, fotografías, dibujos y grabados, en conjunto con la réplica a escala de veinte modelos de carros históricos realizados por Francisco Ramos, artesano de la localidad de Coinco, ubicada en la Región del Libertador General Bernardo O'Higgins.
"A través de esta exposición el Museo Histórico Nacional te lleva a viajar en carros por los caminos del pasado, cuando la distancia se vivía en horas de andar por huellas, subiendo cuestas y cruzando ríos hasta llegar a destino", señala Macarena Ponce de León, directora del MHN y responsable de la curatorial del nuevo montaje. Agregó además, que es la primera exposición temporal del Museo desde abril de 2018. "Un tiempo de cambios para el propio museo, en medio de un completo programa de renovación tanto de infraestructura como de interpretación de la historia que se quiere contar a través del cambio de guion de su muestra permanente. Todo esto con el tremendo desafío de no tener cerradas nuestras puertas un solo día", indicó.
En el marco de la renovación del guion de la muestra permanente del MHN, esta exhibición es el resultado de un fructífero diálogo entre nuestras colecciones patrimoniales y los oficios del país, para llevarlos a viajar en el tiempo en carros, carretas y carruajes, a tranco y por caminos de polvo que tomaban días en recorrerse. "Es un valioso esfuerzo del Museo por rescatar y conservar nuestra historia colonial de la mano de artesanos chilenos en un mes que celebramos lo mejor de lo nuestro", sostiene Carlos Maillet, Director del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural.
Primeras ruedas en el camino
Fueron los españoles quienes introdujeron la rueda y los carros en Hispanoamérica y Chile. En nuestro caso, las huestes de los conquistadores Diego de Almagro y Pedro de Valdivia llegaron a caballo pero sin carros, debido a la difícil pendiente de los caminos incaicos de la región andina. Las primeras carretas construidas en el territorio fueron realizadas por el alemán Baltazar Flores, financista, carpintero y constructor que viajaba con Valdivia, a quien le otorgaron la encomienda de Talagante. De sus bosques, Flores extrajo la madera para levantar el primer molino de Santiago y la primera fábrica de carretas en la segunda mitad del siglo XVI.
Los carruajes fueron conocidos en la capital del Reino de Chile a partir de 1609 cuando arribaron los oidores de la Real Audiencia, cuyas sesiones se realizaban en este edificio. En un inicio, fueron un bien de lujo importado desde Europa, con dos asientos llamados birlochos o calesas. Sin embargo, muy pronto su alta demanda y la apertura de carrocerías locales permitió su fabricación aquí. Los carruajes acercaron las haciendas a los poblados, a los hacendados a sus campos, y distribuyeron mejor los alimentos. A su vez, las llamadas 'carretas viajeras', techadas en cueros, facilitaron el movimiento de la población por el territorios hasta entonces desconocidos.
El tiempo de camino
Viajar durante la Colonia no fue una tarea fácil. Los caminos eran pocos y de gran peligro porque cruzaban cuestas y ríos. El primero en importancia fue el de Santiago a Valparaíso levantado por razones comerciales. Pero recorrerlo en el 1600 tomaba dos o tres días, y en el caso de una persona mayor, entre cinco y seis jornadas. Además de lento, viajar era un riesgo. Así lo describía el cronista Alonso González de Nájera en 1611: "… son tan peligrosos en el pasarse [los caminos], que casi cuestan tantas vidas de soldados y caballos, como la misma guerra".
Durante el periodo, los cabildos concentraron sus esfuerzos en construir más y mejores caminos en los que pudiesen cruzar las carretas sin morir en el intento. Mandaron a ensanchar las vías, y más tarde se abrió el 'Camino Real', cuya huella se dirigía desde Santiago hacia el sur hasta el Río Maule. También existieron caminos transcordilleranos que, sinuosos entre valles y cumbres, conectaban Chile con Argentina. Según los cronistas, el más transitado iba de la villa de Angol a Buenos Aires.
Tras las guerras de independencia, la rueda de madera fue cambiada por hierro. Con esto, las 'horas de camino' disminuyeron considerablemente, "¡Cuánto tiempo no se perdía entonces, cuánta vida no se malgastaba en puros viajes!" afirmó Vicente Perez Rosales quien, como agente colonizador de la zona de Llanquihue, viajó, viajó y viajó...
Artesano
Francisco Aurelio Ramos Ortega, nacido en la comuna de Coinco, ubicada en la Región del Libertador General Bernardo O'Higgins, es uno de los artesanos chilenos más destacados en la réplica a escala de modelos de carros históricos. Su desarrollo profesional relacionado con las artes plásticas y la restauración, así como al cine, el teatro y la literatura, este artista y restaurador ha participado en diversos proyectos relacionados con las tradiciones populares y nuestra historia. A través de sus carros, del arte de la miniatura y la fidelidad de sus reproducciones, Francisco Ramos ha construido un relato local, inspirando a futuras generaciones para que 'Los carruajes de Coinco' se transformen en la artesanía representativa de su localidad.
Fecha de cierre: 30 de octubre del 2019.